En este proyecto, la sobriedad arquitectónica de la vivienda se acompaña con un diseño paisajístico limpio y equilibrado. Los caminos pavimentados en líneas rectas guían el recorrido y ordenan el espacio, integrándose de manera natural con la geometría moderna del edificio.
La vegetación se ha dispuesto estratégicamente para aportar textura, color y movimiento: arbustos de diferentes tonalidades, coníferas compactas y especies de hoja caduca que, con el paso de las estaciones, transforman la percepción del jardín. En primer plano, un olivo podado con carácter se convierte en protagonista, evocando tradición mediterránea y aportando un aire escultórico al conjunto.
Los áridos en tonos blancos y grises refuerzan la estética minimalista, delimitando las zonas verdes y reduciendo el mantenimiento sin perder frescura. Cada detalle se ha planteado para combinar funcionalidad y belleza, creando un entorno armónico que dialoga con la arquitectura y ofrece al mismo tiempo serenidad y personalidad.
Este espacio exterior no solo acompaña a la vivienda, sino que la realza, convirtiéndose en un paisaje contemporáneo donde naturaleza y diseño conviven en perfecta sintonía.
